DESOLADOR. Como en la época de la pandemia, el sábado fue desolador el panorama y causó millonarias pérdidas económicas a comerciantes.
El intendente de Caacupé, Diego Riveros (PLRA), había viajado con el obispo de Caacupé, Mons. Ricardo Valenzuela, a Roma en el marco del Jubileo de las comunicaciones católicas. De allí regreso con una descabellada idea, y para congraciarse con el prelado, decidió de manera unilateral, sin base legal, y sin previo aviso a la ciudadanía, el cierre de las calles en la zona de la basílica santuario para el tránsito vehicular.

Riveros, para llevar a cabo su disparatado plan de cierre, con el cuento de reordenar el tránsito en la zona sacra y devolver la seguridad a los peregrinos, amenazada por supuestos cuidacoches, recurrió al comandante de la Policía Nacional, Crio. Carlos Benítez, para conseguir el apoyo de la fuerza pública.
Con esto, consiguió que los supuestos cuidacoches solo salieran de la zona sacra para continuar amenazando la seguridad de los que ahora estacionan sus vehículos en los sitios replegados. Pero no solamente soluciona el problema de inseguridad, sino que el sábado y el domingo, el desatinado plan de réplica de la seguridad del Vaticano causó enorme perjuicio económico a comerciantes y frentistas del entorno de la basílica santuario.

INDIGNACIÓN UNIÓ A CAACUPEÑOS CONTRA INTENDENTE
El desacertado proyecto, aplicado unilateralmente por el intendente municipal y sin diálogo con los afectados, el sábado último unió a diversos estamentos de la ciudadanía caacupeña en una indignación total. La medida imprudente causó además caos en el tránsito y en la zona sacra se vio un panorama desolador, como cuando ocurrió en la pandemia del Covid 19.

Con el cierre de las calles, a tres cuadras de la basílica santuario, los fines de semana impedirá a los caacupeños llegar a la zona comercial con sus vehículos o entidades que se encuentran en la zona para realizar gestiones. Así mismo, los comerciantes se verán impedidos de vender justamente en los días de mayor afluencia de turistas y devotos de la Virgen, con lo que la economía local será afectada.

CIERRE VA MÁS ALLÁ DE LA DECLARADA ZONA SANTA
De acuerdo al propio jefe comunal, el plan a todas luces violatorio del derecho que tiene la ciudadanía con respecto a la garantía del tránsito libre, será aplicado los fines de semana, es decir sábado y domingo. La decisión de Riveros, de cerrar las bocacalles para impedir el ingreso de vehículos a la zona santa es desproporcionada y viola la Ordenanza Municipal N° 83/2018.

La normativa municipal establece claramente cuáles son las calles consideradas zonas sacras y abarcan las siguientes arterias: Pozo de la Virgen, Presbítero Ayala Solis y Asunción (veredas circundantes de la plaza Defensores del Chaco), calle Ayala Solis, desde Concepción hasta Pozo de la Virgen y calle Venancio Pino ente Eligio Ayala y ruta Mariscal Estigarribia.

Sin embargo, Riveros ordenó el cierre en las bocacalles 8 de Diciembre y Mallorquín, O’Leary y Alberdi, Dr. Pino y Alberdi, Ayala Solis y Alberdi, Concepción y Asunción, violando su propia ordenanza municipal. Luego de una supuesta evaluación, decidió replegar el cierre en la esquina de O’Leary y Boquerón y en la intersección de 8 de diciembre y 14 de Mayo fuera del horario de misa en el santuario.
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