Conozca las zonas liberadas por la municipalidad para la delincuencia en el marco del “operativo cerrojo” de Caacupé

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SEGURIDAD. En cada bocacalle cerrada está apostado uno o dos agentes policiales en todo el día, descuidando la seguridad de los caacupeños.

Para cumplir con su capricho de implementar el “operativo cerrojo” de la zona céntrica de Caacupé el intendente local, Diego Riveros (PLRA), recurrió directamente al comandante de la Policía Nacional, Crio. Carlos Benítez. Los días sábados y domingos, en el marco del descabellado plan de seguridad del entorno del santuario de la Virgen, la Policía Nacional y la municipalidad destinan personales para cerrar las bocacalles de ingreso a la zona de la “réplica del Vaticano”.

CERROJO. Hay una escasa dotación de agentes de tránsito por lo que efectivos policiales son destinados para apoyar el capricho del intendente.

Para liberar la zona sacra de vendedores ocasionales y supuestos cuidacoches, que terminan extorsionando a la feligresía que dejan estacionados sus vehículos en la cercanía de la basílica santuario, con el supuesto objetivo de devolver la seguridad a la feligresía que viene junto a la Virgen, lo que consigue el jefe comunal es liberar zonas donde los “cobradores mau” de estacionamiento continúen con sus hechos ilícitos fuera de la zona de seguridad.

SÁBADO. Dentro del cuadro verde se concentra la seguridad y fuera del cuadro rojo la zona es libre para el accionar delincuencial.

Para sitiar la zona sacra, el titular del municipio caacupeño recibe el apoyo de la Policía Nacional, destinando efectivos de seguridad para apostarse en cada bocacalle cerrada; patrulleras para el traslado de los personales, y agentes motorizadas (Lince) para recorrer los límites de la zona sitiada. A raíz de la escasa cantidad de personales que dispone la Policía Nacional en Caacupé, se deben sumar agentes de la Dirección departamental de Policía.

DOMINGO I. Se amplía la zona de seguridad para la feligresía y la zona liberada para delincuentes se repliega hacia los barrios.

Con este despliegue de seguridad en la zona santa, para cumplir con el capricho de Riveros, la fuerza de seguridad pública concentra sus personales los días sábados y domingos y deja zona liberada para la delincuencia y gran parte de la ciudadanía queda a merced de los delincuentes apretadores y extorsionadores. Y ni hablar de las zonas periféricas ya que la cantidad de personales policiales no da abasto para otras tareas de seguridad los fines de semana.

DOMINGO II. A partir de las 10:00 prometen liberar una parte del bloqueo, pero se mantendrá cerrado el entorno del santuario.

Además, el fiasco que representa a la Policía Nacional de apoyar una desacertada idea del intendente Riveros, violatorio de derechos constitucionales de la ciudadanía y sin ningún sustento legal deben aguantar la presión que representa una “orden superior” que viene desde la Comandancia de la Policía Nacional y redoblar esfuerzo para responder a la seguridad de los caacupeños que quedan fuera del bloqueo de seguridad y a merced de delincuentes.

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